lunes, 5 de marzo de 2018

Resumen : El Origen de las Calles del Cusco - Libro



LA TRADICIÓN DE LAS CALLES DEL CUZCO

(4 de Oct. 1924)



La nomenclatura de las Calles del Cusco, en su mayor parte, de origen colonial, a excepción de aquellos nombres Incaicos o de estructura quechua que hemos señalado en artículos anteriores.
Parece que el espíritu popular republicano ha tenido poquísimo aporte, casi ninguno pudiera decirse, en la designación nominal de vías urbanas. Y esto tiene su explicación: nada nuevo se ha hecho, en materia de Urbanismo, durante su régimen político que reemplazó al gobierno colonial, es sensible declararlo. Ningún ensanchamiento superficial, ninguna apertura de arterias urbanas que revelan el aliento del dinamismo moderno, que sean símbolos de crecimiento, que es vida ascendente. De allí que todo entre nosotros será alusión al pasado, perduración tradicional, pugna de supervivencia de lo que históricamente ha concluido o debe concluir ya, depresión biológica, en una palabra. ¿Por qué ese afán de querer prolongar indefinidamente aquello que ha cumplido con la razón de su existencia?
Creeis que es tiempo de reaccionar contra ese tradicionalismo ambiente que daña más la vitalidad que la exalta. Hay que crear ya el Cuzco moderno, así ideal como materialmente, aunque no sea esta la ocasión a propósito para desenvolver estos anhelos, que los emplazamos para otra vez.
Gran parte de las calles cuzqueñas tienen nombres religiosos, originados de las denominaciones de los templos y monasterios, como: Santa Catalina, San Agustín, San Andrés, San Juan de Dios, Santa Teresa, San Francisco, Santa Clara, Almudena, Santa Ana, San Cristóbal, San Blas, Santiago, Belén, Santo Domingo, La Merced, Carmen, Loreto, Santa Mónica, y algunos otros que tal vez se nos escapan.
Otras, son patronímicos también, que se derivan de ciertos nombres o apellidos de personas ilustres, de linajudos mayorazgos de autoridades de rango. Así se conservan: La denominación de la casa y plazoleta conocida por la de SILVA, la calle de MELO, las de ARONIS, MARURI, CHAPARRO, que por el vulgo son conocidos por Silvac, Meloc, Arones, adulteraciones procedentes de la construcción quechua, en la que el sonido final hace la veces de la proposición “de”. Entre estas calles también podemos nombrar la de marques.
Los genios sirvieron para nombrar ciertas calles, como: PLATEROS, ESPADERROS, HELADEROS, BOTONEROS, ROPAVEJEROS, y ESCRIBANOS. O por las casas que se marcaban: Portal del GATO, de PAANES, de HARINAS, de CARNES, de la CONFITURIA.
El número siete, tuvo su influjo en la designación de calles, como: SIETE CAJONES, SIETE VENTANAS, SIETE CUARTONES, SIETE ANGELITOS, SIETE CULEBRAS.
Por la configuración: BITOQUE, BAYONETA, DE LA ESE, DE LOS ABRAZOS.
Otra significaciones de orden Psicológico; MIRACALCETAS, ALABADO, AMARGURA, DESAMPARO, PURGATORIO.
En próximos artículos damos la historia de cada una de las calles nombradas y de otras que no configuran en la anterior relación.


SOBRE EL MONUMENTO A MANCO CÁPAC


Se ocupa de la obligación de perpetuar la memoria de los fundadores del Imperio del Tahuantinsuyo, eligiendo un monumento de Manco Cápac, en la cima de Sacsayhuaman no se puede ser más laudable la atingencia, porque, hasta cierto punto es una ingratitud no sólo del Cuzco sino del País entero, no haberse levantado hasta ahora la obra que sirva de lección perenne y recuerdo a uno de los personajes de mayor importancia en la historia peruana, aquí donde ahora perduran las monumentales obras de talento y espíritu organizador.
Esa obra es de impostergable necesidad, no levantar insignificante monumento de ese atandad que acostumbramos, sino uno grandioso, colosal en sus dimensiones, como en el material empleado, algo que esté a la altura del personaje que se debe inmortalizar, una pirámide de Egipto sería pequeño.


LA ESTATUA DE PACHACUTEC


Desde que tuvimos uso de razón nos inquietaba el origen de la colonización de la estatua de Pachacutec en la Plaza Cabildo, que imperturbable y serena ha presenciado el desarrollo del combate del 3 de Abril, el tiroteo del 21 de agosto...
Se ignora a quien se debe la erección de esa estatua en ese lugar, sabemos que fue inaugurada en 1878 la leyenda dice: “Consejo Provincial del Cuzco”

LA PLAZA DE ARMAS


Era tiempo y era necesario. Deberemos al actual gobierno esta obra de ornato y de indudable progreso urbanístico. Las envejecidas calzadas del Cal y Cemento han de ser sustituidas con un moderno y bien adecuado pavimento de losetas de piedras pulidas, como da a la índole y el atuendo de nuestra ciudad.
Tan brillante coyuntura nos brinda una excelente oportunidad para adelantar, con tiempo, algunas insinuaciones de orden estético y urbanístico que debería ser tomada en cuenta de esta naturaleza a la realización de la obra, para la que se dispone de la holgada suma de....
En primer lugar, hay que dejar sentado, que hemos ganado muchísimo con el material a emplearse: La piedra. Así conversaremos, la fisonomía pétrea de la ciudad en su centro urbano. El cemento ya lo dijo alguna vez el erudito Doctor José de la Riva Augüero en ocasión de su visita al Cusco, es tan intruso en la Plaza de Armas como el zinc en los techos.
Luego, se impone variar el plano y el trazado se nuestra gran Plaza, y darle forma acorde con su tradición y su historia, los actuales jardines son de pretencioso estilo versabellesco, hay que darle lineas incaicas. Utilizar el signo escalonado, la greca india, tantos y tan bellos motivos decorativos como tenemos en el arte.
Además – Y esto va como primera voz de alerta – en el nuevo plano hay que tener en cuenta la necesidad de sustituir la Pila coronada con el Piel Roja (vulgo: Atahuallpa) con un grandioso monumento que América debe erigir al más grande de sus caudillos Túpac Amaru, que como símbolo excelso de la libertad continental, muriera descuartizado por caballos en ese lugar que debería ser sagrado para todo americano. Y a propósito el próximo año de 1940 es posiblemente el que coincide con el segundo Centenario del nacimiento del gran caudillo.

NUESTRAS PLAZAS


La Plaza de Armas no es solo la plaza principal, la plaza grande, como se llama también, no es tampoco  la plaza por la imponente posesión del Corpus, donde Mamacha Belén pasea su figura de nardo y marfil, no es tampoco la plaza que contempla la severa y majestuosa procesión del Lunes Santo, con su cristo sangrante y moreno, cubierto de ardientes Ñucchus, no es la plaza del pintoresco Santo Ranticuy, ni de las verbenas populares en el día del Cuzco... Ni la plaza que contempla el paso juvenil de las legiones de estudiantes el 17 de Julio, no; la plaza de Armas es algo mas que todo eso, es tradición, es historia, es el rincón enriquecido de recuerdos y circundado por los palacios incaicos, hoy convertidos en Iglesias, como la Catedral, la Compañía, el Triunfo, etc. O son parte de casas de adobe, como el Portal de Panes, el Portadillo de Belén, etc.; la plaza de Armas es el lugar donde estallan las revueltas y el grito ¡muera Fulano! O ¡Viva Fulano! Se inician las luchas civiles.
La plaza de Armas es una viejecita venerable, que de puro anciana, se ha puesto a chochear. ¿Acaso no es chochera el piel roja que se levanta impávida en el centro de la misma?,...


LA PLAZUELA DE  SAN CRISTÓBAL


Que maravilloso ambiente neo Indio tiene los barrios parroquiales del Cuzco de los extramuros. Entre ellos el más característico, el de San Cristóbal, que comprende las regiones antiguas de Huinapata, Puma curco, Kolcampata, Choquechaca, regiones primigenios donde se inició el Cuzco urbano, y como cimera de esa arerica barriada, la cumbre de Sacsayhuaman, heroico ápice donde se hizo¡ apareció, a la vez, la histórica de los Incas.

La plazuela de San Cristóbal tiene un ambiente peculiar. Paree que fuera un pedazo, el único pedazo que encierra, un tesoro ambicioso, un algo de la vida fastuosa de nuestros antepasados los Incas.
Todo esto hace de la Plazuela de San Cristóbal un sitio único de evocación histórica, un rincón que conserva la peculiaridad de los días...


EL ARCO


Se fue para siempre el Arco se San Andrés se esfumó en el caminar de los tiempos, el penúltimo arco del Cuzco. Antes, ya habían desaparecido el Arco de Santa Ana que servía de puerta a la ciudad en los lejanos días. El arco de Limacpampa Grande, Arcopunco, tampoco ha llegado al Siglo XX. Desaparecía posiblemente como el de Santa Ana, cuyos basamentos y muros pueden verse aún.
Llegó así la carjada terráquea de mayo de 1950 y el Arco de San Andrés, tradicional y sus dos hijas, los arcos adosados a él, no resistieron el sacudón y vinieron por tierra en parte...

Hoy queda al Cuzco un único arco. El Arco de Santa Clara, republicano, que perpetúa la Confederación Perú-Boliviana....alguna vez se dirá del último Arco del Cuzco que estrangula el tránsito y entonces, ya intuimos la suerte que espera. Más nó imaginamos la persectiva que ofrecería, en ese caso improbable, al menos por ahora a la Plaza de San Francisco.


EL BARRIO DE SANTIAGO. ENTRA EN UN RITMO INTENSIVO DE PROGRESO


RECUERDOS HISTÓRICOS


Como se sabe, el barrio de Santiago, abandonado completamente hasta hace poco, era en tiempo de la Colonia y en los primeros años de la República, zona residencial de la aristocracia española y que había tomado en su advocación religiosa, el nombre del Patrón de España el Apóstol Santiago.
La despoblación de los Barrios de Santiago y Belén data de la época de la todavía recordada “peste”, medianos del siglo pasado, que diezmó a la población... Desde entonces las casas fueron abandonadas, quedando reducido el barrio a ruinas, potreros y terrenos cultivo. Es de pocos años, y concentrando más, desde la construcción del mercado central de Santa Clara, que abarranca, el que podríamos llamar “renacimiento” de Santiago.

LAS NUEVAS URBANIZACIONES


Poco a poco a nuestra vista, el barrio de Santiago se ha ido repoblando y reincorporándose el Cuerpo Urbano, del cuál, estaba prácticamente aislado, constituyendo algo así como un suburbio o una aldea aparte. Primero se levantó la Urbanización de Kcaskaparo, que ahora es un barrio popular enteramente nuevo... Luego la corriente Urbanizadora avanzó hasta el antiguo y desigual puente de la Parroquia. Un gran montículo de tierra ha desaparecido completamente y en el lugar que ocupaba, se levantaban nuevas construcciones, manzanas y calles. Los postreros y muladares que rodeaban el puente, han cedido.

EL NUEVO BARRIO

Se pude afirmar sin caer a exageración que la actual Parroquia de Santiago es completamente nueva, comenzando por templo parroquial por muchos años permaneció abandonado y en ruinas. Las casas que rodeaban la plaza principal y la que forman las calles adyacentes, son en mayoría de novísima factura.

Al presente Santiago esta repoblado en toda su zona edificada y dentro de poco, han de surgir en su plano urbanizaciones que amplíen el radio citadino del Cuzco.
Hasta hoy, solo el esfuerzo particular de los vecinos ha sido un factor de progreso en Santiago.

QUESWA CALLE

Calle de tan pintoresca designación de la Parroquia de San Pedro. Unía las calles del Hospital y Bayoneta, pero hoy asciende hasta Picchukkucho, Chalaneana-Pampa, que ya no existe y volteándose por la novísima Av. Apurímac, deja al transeúnte en la Calle Meloc, nombre que ha generado por el vulgo en Meloc.
Angel Carreño dice que la vía se llama Qheswa, porque antes, en los días del dominio de los porqueros, vivían en ese conglomerado de Chozas, gente modesta que apenas ingresaba a los barrios centrales de la ciudad, que se ocupaba de hacer cuerdas y sogas de paja.
Pero otros creen que Queshua viene de las tierras calientes o sea de los valles y porque en las casucas de barros con puertas como las que tienen chozas de la puna brava, se alojaban los viajeros que llegaban a la gran Ciudad del Cuzco, desde las tierras calientes.
Caso parecido ocurrió con Ccolla calle o sea de la vía donde se alojaban las Ccollas que venían a rendir pleitesía a los señores del comercio.
Los cierto que Queshua en nuestros días, es un calle embudo del Cuzco. Además descuidada y abandonada.
Queshua es una calle típica, única del Cuzco del coloniaje. Ostenta aún ventanucos y puertecitas que labraron y colocaron con sus propias manos, los pequeños propietarios.

LA CALLE BELEN


Todos los viejos y jóvenes nos acordamos cómo fue la calle Belén.
Calle angosta, edificada en los primeros tiempos del obligado españolismo Cuzqueño. Estuvo habitada hasta la infausta tarde del 21 de Mayo de 1950 por millares de almas.
Radicaban en ese sector de la antigua capital del Tahuantinsuyo centenares de empleados, de trabajadores de la clase media, obreros de todas las artesanías, lo habitaba a millares.
Y en los tenduchos todo estrecho marcaba pequeñas industrias. Tenía ahí su asiento el tricentenario té piteado. El adobo mañanero. Y en más de un horno, se ofrecían al apetito de los niños del barrio, olorosos y gordos panes fabricados durante la madrugada, ahí estaban entre otras, el Horno de San Francisco, el Horno Carmona.
También estaban las tallas más antiguas y artísticas de madera en los balcones y ventanas de la Casa de Herodes, en la esquina deCcacharinapata y en la casa Gamarra, en la esquina de Tres Cruces de Oro, que alguna vez habrían sido solariegas, escogido a varones de apellido solariego. Tiene ahora ha vuelto a ser la vía principal entre el corazón del Cuzco y la Parroquia de los reyes de Belén.
El barrio desde sus comienzos hasta la calle de Matará se entremeciá de júbilo y se emocionaba de religión durante dos veces al año. La primera cuando la Bajada de belén, una semana y media antes de la festividad del Corpus y la segunda en la ida de Belén, preparándose ya al jubiloso y bullado Corpus de la Parroquia. Un día de trágicos recuerdos, la tierra dio sorda y subterránea carcajada y su corteza tembló, se arrugó y luego se expandió. En siete segundos, casi todas las casa de la calle de Belén, instantes antes jucunda, plena de jardincillos y con macetas en sus ventanas, se vinieron por tierra.

SANTA ANA

Meloc y Santa Ana, son los barrios mayormente populares del Cuzco occidental. Son barrios que traen a la memoria recuerdos históricos.
Barrios que merecen recorrerse detenidamente y retrotraer la vida de hace cincuenta años en esos jirones queridos de la ciudad de HUASCAR.
Recorramos con unción esos restos del pasado glorioso del Cuzco, cuyas piedras enlucidas por el rozar de incontables, pues en muchos milenios constituyen las páginas mudas de ese viejo solar.
Esos barrios, emporio de recuerdos gloriosos por los quechuas y castellanos, estan hoy más o menos así:

MELOC

Al torcer la esquina de Siete cuartones, sobre la reja izquierda, se siente, de improviso, sensación extraña. Hay en esa barriada ya muy poco del ambiente peculiar del centro andino. Sobre ambas aceras de la calle se ven tambos y casas de hospedaje de apariencia pobre. Alternando con tendunchos de multicolor y variadísimo comercio. Salpican la totalidad puebleria de la cuesta, hace poco remozada, en sus muchas casas son lamidas por el humo de espeso que despiden las fábricas de bebidas populares.

Entre transeúntes que a diario suman millares, priman los viajeros que viene de las trece formas del Cuzco y los que ingresan a Apurímac. Los mozos vallunos, altos y huesosos, sus mujeres sarmentosas, ataviadas de polleras de cordallate amarillo, con las caderas estrechas, de huesos punzantes, alternan con las bulliciosas mestizas con airecillos camperos de pífano y sueltan sonoras carcajadas, y las mujeronas cuzqueñas de amplio y muy gruesas polleras de Castilla.
Pocos pasos más, en medio de actividad febril de tenderos comerciantes, importadores, arrieros y obreros se cruzan por frente a la Bocacalle del tambo Montero y Arccopata, recientemente clausurada. Se asciende de otro andén.

CUESTA DE SANTA ANA

Empinada y desigual de anchas gradas de piedra reluciente la su vida ésta. Las casas del barrio son más bajas. La mayoría de ellas, vetustas. El tiempo ha hecho estragos en sus muros y puertas. Subsisten desafiando el pasar de los años muchos balcones y balconcillos coloniales de factura bella y no imitada hoy, valiosos, pero afectados por el descuido y el tiempo. Hay balcones que semejan el locutorio de un monasterio y que en años idos habrían velado a la curiosidad y miradas ardientes de muchos hijodalgos de gorguera los ojos de más de una española o criolla de magnífica belleza.
Como se sigue ascendiendo hacia la Plaza de Santa Ana, el ambiente es de poblacho, cada vez más. Las casas de hospedaje y de “rescate” son de menor importancia que las de Meloc. De muchas puertas de casas se advierte el acre olor a boñiga. Algunas decenas de metros antes de la Iglesia Parroquial, se alzan altos muros de piedra, restos de un arco que en los días fastuosos de la Colonia habría sido la puerta del Cuzco para el lado la hoya apurimeña.
Se respira en todo este sector ambiente de tranquilidad, y de vida de aldea. Se ha perdido, en absoluto, el tráfago del centro citadino.

SANTA ANA

Uno pasos más y la unta de afirmado de piedra de la carretera que parte de Picchu-Kkucho, rompe la monotonía ambiente en forma violenta.
El medio humilloso y las tonalidades de aldea lejana desaparecen por algunos minutos.
Por la carretera está la Plazoleta de la Parroquia de Santa Ana, cuadrilátero dormido, en cuyo el centro el aire de la tarde que desciende del pico de Zenica juega con el polvo y levanta remolinos.
Muchos chiquilines, hijos de los obreros del barrio, todos desarropados y sucios están empeñados en hacer rodear las bolitas de cristal.
El templo Parroquial está al fondo. La pintura que otrora fuera lujo de su fachada, se ha deteriorado. El abandono y la lluvia la ha deteriorado. El abandono y la lluvia la ha deshecho, y en las grietas que tiene, la pobre iglesia muestra su contextura de barro, paja y piedras sin labrar.
Las puertas de ermita que fuera famosa en las festividades religiosas del coloniaje, y muy concurrida, así como en los primeros tiempos de la República, está resquebrajada y las arañas han tejido ahí sus telas.
Al ingresar al templo se nota ambiente de una casa abandonada. Acre es el olor que dá y acre es la humedad que negrea las bases de los muros. El frío que se vuelva por los ventanales abiertos hace tiritar.
Todo es olvido y abandono. El coro está deshecho. Bajó él hay hacinamiento de andas, maderas, dorados y féretro. Las imágenes duermen el cansancio de los siglos.
En los altos muros del templo está la historia religiosa del Cuzco. Existen varios lienzos de cómo se efectuaba la festividad del Corpus. En esos cuadros se pueden estudiar tipicos-costumbres, edificios y marrullerías de años muchos que se fueron.

A la derecha del templo está el edificio que antes fuera beaterio y desde el cual sostenían el culto o siquiera repiqueteaban las campanas que están a la claridad popular.

EL CAMPANARIO

En un ángulo de la plaza, sobre un repecho que domina la Plaza Mayor del cuzco está la torre de la Iglesia Parroquial. Su factura es grosera. Toda de adobes y piedras, sin una línea que le haga elegante. Parece el alma desmandejada, en pena, de un indio que desoyendo al dios Inti se hubiese tornado a la iglesia de Valverde y quedado, en castigo, como figura grotesca de la torre. La torre muestra a todo el Cuzco su figura gruesa, tosca, coronada, de tejas burdas y una figura de barro que simboliza la terminación de ella.

Antes de salir de la plazoleta, se ve la cruz de piedra que alcanzaba sus brazos de misericordia a los Indiso de la pampa de Anta que eran transportados como bestias de carga, a todos unos a otros, con sogas de lana de llam, al alboreo de minas, por los nobles castellanos, defensores del rey y de la iglesia.




EL CALLEJÓN A SAPHI

Pocos metros más arriba de la Plaza desciende hacia el riachuelo de Saphi una senda, algo así como un barranco o cañón. Para ir por la calzada, si la tiene, debe darse saltos. Del repecho de la carretera al fondo de la quebrada, hay muchos metros de profundidad. Casi un abismo. Sin embargo éste cañoncito fue una calle y constituye el recuerdo más fervoroso para el Cuzco católico. Por esta arteria, hoy sucia, llena de malezas, entró en la ciudad Imperial de Ccoscco, Francisco Pizarro, con sus aventureros y de Saphi bajó hacia la Plaza mayor hace 400 años justo de hoy.


CON MUCHO ENTUSIASMO SE CELEBRO AYER LA FIESTA TITULAR DE SAN SEBASTIÁN

Con mucho entusiasmo, con el de todos los años, mejor dicho, se realizaron ayer las tradicionales fiestas del vecino distrito de San Sebastián, que celebraba el día de su Santo patrono, que coincide exactamente con la fecha del “Pera Chafchi” designado por la costumbre y usos de nuestros elementos populares.
Desde las primeras horas de la mañana fue intenso el tráfico de vehículos entre esta ciudad y San Sebastián. Se trasladaron a pasar un día de campo en aquel pueblo varios millares de personas de toda condición social.

LAS CEREMONIAS RELIGIOSAS
En la mañana se llevaron a cabo las ceremonias religiosas de costumbre, con asistencia de todos el pueblo, a la iglesia Parroquial, en la que oficío la misa de fiesta por el Párroco Sebastiano. Luego se sacó procesionalmente la bellísima imagen de San Sebastián, que recorrió la plaza principal del pueblo, precedida por varias cuadrillas de danzantes y seguida de numerosos fieles, mestizos e indígenas en su mayoría.

DESPUÉS DE LAS DOCE

Pasadas las horas del medio día, la afluencia de las visitas a san Sebastián se hizo grande.
Llegaban del Cuzco decenas de automóviles, ómnibuses, camionetas y camiones transportando gran cantidad de curioso, que se alineaban en la plaza principal se hallaban completamente ocupadas por una población flotante multicolor que fluctuaba en varios millares. A esto había que agregar la concurrencia de propios y extraños que se arremolinaban junto a los centenares de puestos viandas, refrescos y licores.

LOS DANZANTES

La nota curiosa de siempre, lo que más atrae a determinados sectores de nuestro pueblo, fueron las cuadrillas de danzantes que animaban y alegraban el ambiente.
Las cuadrillas fueron las siguientes:
“Ccoyachas” danza ejecutada por varias mestizas y cholas, al compás de violines, arpa y guitarras.
“Torero” danza en la que simula la fiesta de sol y de sangre, incluso con trajes de luces.
“Contradanza”, baile que tiene alguna semejanza con la cuadrilla, pero en bufo. Los danzantes van dirigidos por un “Caporal” que luce una máscara estrambótica y nudoso garrote, que hacen las delicias de la cuchillería.
“Chileno”, la danza de los arriendos de hace centenares de años. Los de la cuadrilla luces lazos, monumentales espuelas roncadoras y otros atavíos propios al duro oficio de la arriería.
“Albazo”, cuadro que hace reminecias en la época colonial y en que toman parte de dos negros, varón y mujer, que ejecutaban danza estrafalaria, acompañados de un nulo que luce parejo y banderines chillones, incluso los colores nacionales. Demás esta  decir que animal sufre en forma lamentable con las contorsiones pases de los danzantes.

A LAS SEIS DE LA TARDE

A esta hora, todos los visitantes a San Sebastián, volvieron al Cuzco. No se registró, afortunadamente ningún hecho que lamentar, salvo un accidente de tráfico ocurrido a más de las doce de la tarde en las proximidades de la Hacienda San Tutis, debido a la imprudencia de un peatón.
Los bailes han de prolongarse en San Sebastián, diariamente, hasta el domingo próximo.


   
SAN BLAS

San Blas ha sido siempre un centro principal del Cuzco. Se dieron allí varias industrias en beneficio económico de la colectividad.
San Blas es en un tiempo barrio muy famoso por sus bebidas populares. Allí andan diariamente nuestras masas obreras en busca del reparo al estado de agotamiento en que los dejaba la diaria faena. San Blas es lo que hoy por los laboristas arequipeños es el barrio de Yanahuara, Luego las fiestas sociales, pick nicks, y otras manifestaciones de alegría tenían su sede en los alegres siempre rientes huertas sanbleñas. San Blas tuvo su época. En la actualidad, barrio tan populoso, de muchos recuerdos, evocativo, está quedando a menos. Ha perdido todo sus tractivos, sus más fuertes industrias como la peletería y la fabricación de cal que se hacían en sus afueras, está acaedizas, Lánguidas, da la apariencia de muertas.
Luego las masas obreras ya no ascienden la tortura cuesta ni la de Atoc-Saicuchi, ni la de Ccamchipata, en busca de refrigerio porque su fama ha perdido y acude a otros barrios. Los pick-nicks, paseos a las huertas ha perdido sus adornos porque se ven más abandonados de  visitantes conforme transcurre el tiempo. Y a todo esto hay que agregar que San Blas se viene despoblando. Ha perdido mucho de sus habitantes que se han trasladado a otros barrios más atractivos por su comercio.

EN UNA VIA DEL BARRIO DE SAN BLAS SE HIZO EXCAVACIONES: LOS TRECE MILLONES

En una casa del barrio d San Blas se hizo excavaciones. Los trece millones de doblones siguen siendo un misterio.
Confirmando la denuncia que se adelantara en hacer en su edición de antier nuestro colega EL SOL, y en posesión de datos fidedignos que nos ha sido suministrados por las dependencias del Patronato Arqueológico Departamental, ofrecemos a nuestros lectores algunos por menores de excavaciones que varias personas habían formado una comandita para el hallazgo de fabuloso tesoro jesuítico, venía realizando en una casa del callejón de Quiscapata de la parroquia de San Blas.


Ubicación:
La ubicación del sitio en que un derrotero que se dice auténtico coloca el lugar en que fueron enterrados los trece millones de doblones de oro que los padres de la Compañía de Jesús dejaron ocultos al salir del Cuzco, expulsados por decreto de Carlos III, está en la calle N° 83 de la calle de Quiscapata, antiguamente denominado Tres Cruces.

El Derrotero:
El derrotero está contenido, según se dice, en un auténtico documento que es la mayoría testamentaria de un fraile Jesuita, que había dado muerte a otros dos sacerdotes que la ayudaron en la tarea de enterrara en el seno de la tierra el aladinesco tesoro, consistente en monedas, barras y polvo de oro. Se dice que junto con los cadáveres de los frailes se encuentran las petacas o zurrones conteniendo el precio de metal.

Las Excavaciones:
A pesar de que las excavaciones habían rodeado su tarea de la más absoluta reserva, no dejo de transcurrirse al público el sensacional rumor que no tardo en llegar a oídos del Presidente del Patronato Arqueológico Departamental y los inspectores de su independencia.


HISTORIA DE LAS CALLES DEL CUSCO

Calle Concebidayoc.- El origen del nombre de esa calle data del año 1592. Bajando por el declive de esa calle que fue llamada “Calle de los Portugueses” en la época del coloniaje se encuentra a mano izquierda una casa de portón ancho y patio espacioso, que perteneció al español don Juan de Inguza, de quien la compraron dos portugueses judaizantes, que eran hermanos y mineros, apellidos Piñeiro. Don Manuel, que era el hermano mayor fue conviviente de una Ñusta recién cristianizada con el nombre de Bernardina. Una tarde entro corriendo al patio de dicha casa, una mula cargada con un cajón grande, haciendo alboroto y queriendo revolcarse en el suelo. Bernardina bajo el patio y contuvo al animal, ordenando a sus criados que bajasen el cajón y sacaran el contenido; quedando admirada al ver una preciosa imagen de la Inmaculada Concepción, de cuyo hallazgo hizo gran fiesta en la casa: No contenta con ello, mando al día siguiente a un picapedrero que tallase en el dintel de piedra, de la puerta de calle el busto inmaculada, que en la actualidad esta bajo de vidrio.

Poco después, los franciscanos que tuvieron noticias de lo sucedido, pidieron a la nueva cristiana que les entregase la sagrada imagen para darle culto solemne en el templo de la Orden, accediendo gustosa la india Bernardina, y donando sus riquezas para la construcción de un templo especial y monasterio dedicado a dicha imagen, muriendo poco después, sin ver realizado su ferviente deseo.

La persona que quiera mayores detalles del suceso anotado, los hallará en unos manuscritos antiguos en la Biblioteca de los Padres Franciscanos del Cusco, porque la anterior es una de las tradiciones referentes a la mencionada casa.

Calle de la Vaqueria.- Esa calle trazada a continuación de la anterior desemboca en la angosta calle de Belén y fue llamada así en los principios del coloniaje, porque el Conde de Casa Palma, tuvo una vaquería en una casa de planta baja, que mando construir en el sitio en que hoy se ve una cruz en la pared; además de una pequeña cabina, en la cual hizo poner una pequeña imagen de Cristo, que es la que venera con el nombre de “El Señor De Mollechayca”, por alusión a un arbolito de molle que hay en el patio interior de esa casa. El segundo nombre antiguo que le dio el pueblo, es el de “Supai-calli” (Calle del Diablo”, de lo cual hay detalles en la tradición titulada “Las jaranas de doña Silveria”.

El nombre de “Calle de la Vaquería”, es mencionado en la tradición titulada “La sentencia del Justo Juez” El tercer nombre de Teccte calli”, dado por el pueblo tiene por origen el hecho de que acabada la festividad del Corpus en la Catedral, el cura Párroco de Belén, hacia regresar en procesión la imagen de la Virgen de Belén, a su templo, y dicha ceremonia, conocida desde el coloniaje con el nombre de la “Ida de Belén”, era muy solemne.

Calle de Loreto.- Ese callejón tuvo el nombre de Amaru Kancha, porque frente a la casa llamada Ajlla-Wasi o casa de Escogidas, estuvo el palacio del Inca Wayna qhapaq, que llamaban Amaru-Kancha o cercado de la serpiente, y que se extendía hasta Mut’u-chaka abarcando el sitio que hoy ocupa la iglesia de la Compañía. La puerta lateral de dicho palacio, tiene en el dintel la figura de serpiente talladas en alto relieve. Hoy llaman Callejón de Loreto al antiguo Amaru-kancha, por su cercanía a la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, que fue construida por el Jesuita Juan Ruiz, con el nombre de iglesia de indios.

Pampa del Castigo.- A solicitud del Obispo Valverde, el Conquistador Francisco Pizarro hizo trasladar la horca plantada en la plaza principal a la pequeña plazoleta que impropiamente llaman hoy “Pampa del Castillo”, pero que en es entonces los analfabetos llamaban “Wacay-panpa”, o “Pampa donde se llora”. Otros llamaban “Pampa del Castigo”, porque allí se alzaba la horca, el poste al cual amarraban a los sentenciados a la pena de azotes, y también el tronco sobre el cual eran cortadas las cabezas de los condenados a la ultima pena.

Callejón Pierna de Calzón.- A la izquierda de la Pampa del Castigo, hubo en la época del coloniaje un callejón angosto, que no pasaba hasta la calle San Agustín, sino que formaba un codal en dirección oblicua, desembocando en mitad de la Plazoleta Santo Domingo, por este motivo fue llamado “Callejón Pierna de Calzón”. Dicha vía debe reabrirse, porque allí hay paredes de piedra pulimentada. La pared izquierda fue del Ajllawasi, y la pared derecha del palacio de una ñusta cuyo nombre no conserva la tradición.

Calle Aflijidos.- Este nombre fue dado por el pueblo a la pequeña calle ubicada entre la Calle Pampa del Castigo y el sitio denominado “Qori-wayrachina”, por que a lo largo del paredón opuesto a las casas, eran alineados los cadáveres de los ajusticiados cuyos deudos hacían demostración de dolor.

Qori-wayrachina.- Un retrato popular muy antiguo refiere que al final de la calle antes mencionada, tuvo su palacio una ñusta de nobleza imperial, cuyo apodo era “Cori-hamp’atu, la cual hacia aventar con sus criados el oro que tenia acumulado siendo este el origen de tal sitio.

Calle Mot’uchaka.- Este es un doble vocablo quechua, compuesto de mut’u, cuya versión es “truncado”, y “Chaca”, “Puente”; con tal palabra compuesta se burlaban los indios de los españoles que hicieron construir.

Calle Trinitarias.- Ese es el nombre de la Solitaria Calle, cuyo extremo superior forma esquina con la llamada “Mosoqcalli” o Calle Nueva y desemboca en la llamada Calle de Pera. En la huerta de una casa ruinosa ubicada al sur de esa calle crecían unas flores llamadas Trinitarias, cuyos pétalos tienen color blanco morado. El pueblo las conoce con el nombre de “San Blas ñinacha”; a la cual se debe su nombre esa calle, en que tuvo casa el infame Daniel Arias, protagonista de la tradición titulada “La ruindades del gran Soflama”.

Calle Tres Cruces de Oro.- Es el nombre de la ubicada entre el sitio llamado Monjas-pata (antiguo Monasterio de Santa Clara) y la esquina de la Calle Belén. En aquellos tiempos de coloniaje no era extraño oír hablar de cusqueños acaudalados, que al morir legaban al Monasterio o Convento dinero o bienes raíces, instituyendo capellanías de misa, por cierto numero de años. Uno de esos ricachos llamado Constantino Tordecilla, criollo hijo de español fue propietario de la última casa que en esa calle hace esquina con la de Belén; el cual tenía el capricho de levantar cada año en el extremo de la calle un lujoso altar para fiestas de Corpus de Belén. Adornándolo con grandes cornucopias de espejos, imágenes de santos, flores y corninones de terciopelo vistosamente franjeados. Y por un torpe arranque de orgullo y como para causar envidia entre los prosecionantes, colocaba en medio del altar tres cruces de oro, las cuales eran guardadas luego que pasaba la procesión. Tal es, según el autor de “Anuarium Domicanis”, el origen del nombre de esta calle se dice que allí hay oro en una habitación de los altos.

Calle K’ancharina.- O “Donde se debe alumbrar” según la traducción, es el nombre de esa calle semidesierta, que es una prolongación de la anterior y desemboca al sur de la Avenida Pardo, cerca de la Estación del Ferrocarril de la Peruvian. La urbanización en un futuro no lejano, levantara en esa calle viviendas cómodas, elegantes e higiénicas.

Portal Nuevo.- Esta situado en la Plaza del Regocijo, llamada también “Del Cabildo”, y su construcción de estilo moderno, sobre los escombros del año 1876, en que hizo comenzar cimientos un caballero apellidado Lecaros, cuya muerte paralizo el trabajo que fue concluido años después, hace medio siglo. Por este motivo el llamado “Portal de Lecaros” o “Portal Nuevo”.

Portal de Botoneros.- Este portal cuya construcción data desde la época del reparto de solares, hecho por el conquistador Francisco Pizarro, fue llamado “Portal de Valdez”, porque en el tuvo dos casas un vizcaíno así apellidado; pero desde 1898 tuvo allí fabrica de botones de hueso un tal Antonio de Rojas, a quien el pueblo llamó “El Cartolin”, por una clase especial de botones fabricados con ese nombre. Desde ese entonces fue llamado “Portal de Cartolin” o “Portal del Botonero”, nombre que con el transcurso del tiempo se ha pluralizado. Hoy es llamado Portal de Espinar, en recuerdo del héroe cuzqueño de la guerra del ’79.

Portal del Cabildo.- Fue llamado así porque forma parte del edificio en que se reunían los cabildantes que antes de formar Junta, presididos por el Corregidor que allí tenía su residencia, entraban a rezar a la capilla de Santa Bárbara, que fue jurada Patrona de la ciudad contra rayos y tempestades. Dicha imagen fue trasladada muchos años después a la Cárcel Publica, destruyéndose la Capilla que fue convertida en pasaje, a la Cárcel Publica, destruyéndose la Capilla que fue convertida en pasaje, y la imagen del Señor a la Iglesia de Santa Ana, donde es llamado “Señor del Cabildo”.

Calle Santa Teresa.- Dicha calle fue llamada antes, calle “Del Brigadier”, porque en ella tuvo casa reconstruida el brigadier español don Antonio de Picoaga. Cambio de nombre desde la consagración del templo y convento de Santa Teresa, que fue construido sobre las ruinas del palacio suntuoso del Conquistador don Diego de Silva y que después perteneció al señor de Vargas y Carvajal, de quien la compró con cien mil pesos el caballero santiagués don Antonio de Zea, para la fabrica del Monasterio.

Losas Anchas.- Hasta hoy día carece de nombre adecuado, la acera embaldosada con losas anchas, enfrentada al portal de “Lecaros” y que concluye en la esquina de la llamada “Casa del Truco”, mencionada en “Los lances de la Monja Alférez”.

Calle Heladeros.- El nombre antiguo de dicha calle fue K’illi-para o Killichu-para, porque allí se reúne en los tejados de las casas de esa calle multitud de pajarracos llamados así en la lengua Qeschwa o runasimi, pero que en castellano se llaman cernícalos y son pequeñas aves de rapiña que caen verticalmente sobre su presa. La mencionada calle cambio de nombre desde la época de Obispo Romaní, cuyos hijos de confesión fueron Inés Rivera y su viejo esposo Daniel Estartivan, quienes instalaron dos heladerías y una fresqueria con ribetes de botica; de lo cual se burlaba la plebe, llamando la primera industria “chiri nigusiu paya” (1) y a la semi-botica, “q’oñi nigusiu machu” (2)

Calle Guitarreos.- En ella abrieron talleres los primeros fabricantes de guitarras españolas, ofreciendo en venta instrumentos muy sonoros y bien construidos. En la actualidad es llamada calle del Teatro, en recuerdo del malogrado Coronel Baltasar. La Torre que mando construir con cal y piedra, la pared delantera del citado edificio, que esta inconcluso desde la muerte del citado Coronel, que fue prefecto del Departamento del Cusco y murió en el camino a la Chunchada, empeñado en abrir una vía de comunicación. ¿Existe la portada?

Calle de Granados.- Este fue el apellido del español don Ildefonso Granados comerciante en vinos y propietario de una casa en la calle que hoy llaman Granada.

Uma Calle.- Los indios del pueblo de Chincheros y los de las parcialidades inmediatas al Cusco, le han dado ese nombre a la calle que desemboca en la Plazuela de Santa Ana porque según ellos es cabeza de todas las calles de la ciudad. Mayores detalles de la tradición de “La Justicia de Agorasi”.

Plazoleta Santa Ana.- Fue formada cuando se construyo la iglesia y la casa parroquial del mismo nombre, siendo Corregidor y Justicia Mayor del Cusco el Licenciado Polo de Ondegardo fundador de las siete parroquias de la ciudad imperial. En media plaza se encontraba todavía una gran cruz de madera en cuyo cuerpo estaban grabados a cuchillo los nombres y apellidos de los Conquistadores que tomaron el Cusco. Esa cruz ha desaparecido misteriosamente. Años después, fue construido el arca llamado de la Alcabala, donde los gariteros del Cabildo Secular cobraron las sisas o impuestos, en la empinada cuesta de acceso a la plazuela. De la cruz de piedra que hoy esta adosada a la pared del templo hace referencia la tradición llamada “Profanación y Castigo”.

Calle de Melo.- Este fue el apellido del conquistador español, don Diego de Melo estaba ubicada su casa solariega, de gran portada y con una cruz en relieve en el dintel de piedra. Doña Violante de Melo, hija mayor de don Diego hizo construir una casa grande al final de la cuesta llamada de “Santa Ana” y además mando colocar la pileta de piedra cuya agua utilizaba el vecindario la cual ha desaparecido hace muchos años.
Un rumor general de  que defectuosamente dice “Meloq-calli”, asegura que en el segundo patio de la casa del Conquistador hay un gran tesoro enterrado, y los que fueron inquilinos, dicen que han visto arder grandes llamaradas amarillentas.

Calle de los Aroniz.- La muchitanga de antaño, por error de letra convirtió en Arones el apellido de los dos hermanos ARONIZ, de los cuales, don Blas fue Cacique de Checacupe, y don Juan, Canónigo de la Catedral del Cusco. Ambos hicieron construir cuatro casas en dicha calle, quedando cada hermano propietario de dos casas que pueden conocerse hoy por lo amplio de las portadas.

Calle del Tordo.- La plebe que estropea el idioma castellano, prefiere llamar “Chiwaku-calle” a la angosta callejuela que desemboca en la plaza de San francisco, por alusión a las patas largas y delgadas de los tordos que anidaban en los aleros de los tejados. En lo alto de la pared del Convento hay una cruz, que esta mencionada en la tradición titulada “El Castigo a una Religiosa”.

Ceniza.- Esta calle no tuvo nombre hasta después de la terrible peste del año 1719, peste que causo mas de noventa muertes diarios solo en la ciudad, sin que nadie pudiera precisar el nombre de la enfermedad.
La diebus illis, una beatorra de esas que andan de templo en templo y que vivia en una de las casas de esa calle, aconsejo a los vecinos que pidiesen de los sacristanes de los conventos, los restos dela quemada mezcla de nostias pasadas, palma del Domingo de Ramos y aceite consagrado en Jueves Santo, mezcla que empleaban los sacerdotes el miércoles de Cenizas; y que con ella nacieran dos cruces en cada puerta, para librarse del contagio de la peste. Dicho consejo fue practicado sin reparos por faldas y barbas, que como una prueba irrefutable del gran poder de la fe que albergaban en sus almas, quedaron libres de la peste y del consejo. Pero diariamente echaban montones de ceniza sobre los charquillos de sangre que por boca y nariz arrojaban los transeúntes apestados, algunos de los cuales, caían de brucas pidiendo socorro. Tal fue el origen del nombre de esa calle de esa calle, donde también arrojaban basuras.

Desamparados.- El año 1946 vino al Cusco, procedentes de Huancavelica, don Alfonso Cortes Montoy, trayendo la milagrosa imagen de la virgen de los Remedios, que fue depositada en la Iglesia del Hospital de San Juan de Dios, y desde allí trasladada a la tercera capilla de la Catedral.
Dicho huancavelicano se traslado del hospital de San Juan de Dios, donde estuvo alojado, a esa calle, mando poner encima del dintel de la casa en que vivió, que es la ultima al comenzar la cuesta, una pequeña imagen de Nuestra Señora de los Desamparados, a quien tenia fervorosa devoción y la cual permaneció en dicho sitio hasta el dìa del gran terremoto del año 1650, quedando desde esa época y como recuerdo solo el nombre de la calle.

Q’achu-Ch’uñu.- Esa calle es paralela a la anterior, y tiene ese nombre desde que hacia fines del siglo XVIII vinieron de Juli al Cusco hermanas llamadas Anita, Julia y Maria, mujercitas de buena estampa y aficionadas al “toma y daca”, las cuales alquilaron una tienda que fue surtida con escasas mercaderías, dedicándose a la secreta elaboración del mistela del orujo de uva; con lo cual y los cánticos al son del arpa eran atraídos por las tardes los devotos de Baco y Venus que dejaban buenas ganancias pecuniarias. En cambio, las puneñas tenían que soportar los insultos de las esposas o convivientes de los consumidores la mistela y la manzana, acabando por encerrarse en la tienda.

Una mañana que Anita Julia salieron a media calle,  tirandose de las trenzas y peleando celosas por las caricias de cierto casado, Anita grito diciendo:-¿Q’achu-Ch’uña, bandida, sucia, por que me quitas mi marchante? A lo cual contesto la mayor con bofetadas y puñetazos, gritando:-“También tú eres Q’achu-Ch’uña, perra, traicionera; ese hombre es mío solamente”.

Con el transcurso del tiempo, el nombre dado entonces se ha convertido en “Q’achu-Ch’uño, pero el que esta anotando en el antiguo plano del Cusco, es “Calle de Cameros”; porque en el reparto de solares, el capitán García Lasso y Juan de Camberos, favoritos de Pizarro, obtuvieron sitio en esa calle.

La casa del soldado, esta ubicada a la entrada de la calle y al medio la del susodicho capitán, que fue padre del Inca historiador. La piedra del dintel tiene 3 cabezas de puma. Hoy Calle Unión.

Karwinqa.- (Karmanqa) Es el nombre del hondón o bajo ubicado detrás de la iglesia parroquial de Santa Ana, y que impropiamente llaman “Carmencca”; siendo el primero el nombre del barrio queschwa, que desde allí se extendía en la época del imperio hasta “T’ika-T’ikayoq”, y donde al principio del Coloniaje se formo el barrio de Pijchu, el cual es mencionado en la tradición titulada “La Taberna del Diablo”.

Calle de Ferro.- Nicanor de Ferro, encomendero español, avariento y cruel, tuvo cuatro casas y do galpones al mediar la calle que hoy es llamada calle de Fierro, lo cual es un pequeño lapsus linguae, o error de pronunciación, al decir “Fierro”.

Calle de Juan Vicente.- En la tradición llamada “La calle de la mala muerte”, se refiere al asesinato del Corregidor español Benito de Carbajal, ejecutado por el carpintero Vicente Carvajal, en los altos de la casa ubicada cada al final de la calle que hoy llaman de “San Vicente”, defendiendo a su esposa Margarita Arzubialda, de la seducción del Corregidor.
Antes y después del crimen, fue llamada calle de don Vicente, y después calle de Juan Vicente por adulación a dicho artesano. No debe llamarse Calle de San Vicente.

Calle de Chaperos.- Los dos arcabuceros españoles Roque y Nicolás Chapero, que fue premiados, que fueron premiados por su arrojo en la toma de la Fortaleza de Sacsayhuaman, hicieron construir una casa de portadas espaciosa, con pilastras en relieve y zaguán en cuesta, que es la ubicada al comienzo de la calle que generalmente es llamada hoy de “Chaparro”, por el errado truco hecho desde antaño.

Aya-wayq’o.- Fue el nombre Q’eshwa que dieron los aterrorizados cusqueños del año 1719 al 20 al hondon ubicado a la salida de la ciudad el que fue convertido en cementerio bendecido por el Obispo franciscano, Gabriel de Arregui; porque en esa época fatal, hubo días continuados en que enterraban mas de cien cadáveres y la ciudad tenia aspecto lúgubre y desconsolador. En vez de Aya-wayq’o, debió decirse: “Hondon de cadáveres”.

Lloqlla.- Este es el nombre dado por la plebe al angosto jirón llamado Avenida, formado por tres cuadras, que en la época de lluvias quedan convertidas en un arroyo que desemboca en la calle del Hospital. Cada cuadra debe tener algún nombre histórico que debe dar el Municipio.

Calle Queshua.- (Calle Q’eshwa) En ese largo desfiladero que es paralelo a la calle anterior, la gente pobre ganaba su vida fabricando sogas de cáñamo y de lana de llama, motivo por el que las gentes de antes pusieron el nombre de “Q’eshhwa-calle”. La tradición titulada “La mula del Cura”, menciona ese callejón.

Uman Ch’ata.- La traducciones castellanas de estas dos palabras es: hacinamiento de cabezas; porque allí estuvieron amontonadas las centenas de cabezas de los indios “Poqhes”, cuyos sobrevivientes ya perdonados por el Inca, formaron sus viviendas hasta mas arriba de la cuesta que llamaban: “Poqhenkhata”, cuesta de los Poqhes. Con el transcurso del tiempo, la palabra quechua “Poqhen” se ha transformado en “Puquin”.
Cualquier transeúnte puede notar que, bordeando las ultimas cosas ubicadas al otro lado del puente llamado de La Almudena, comienza el declive de la empinada cuesta hoy llamada Puquin.

Plazoleta Santa Teresa.- Frente al Monasterio y templo de las descalzas esta la casa del que fue Obispo Mendoza y formando esquina con la llamada calle de los Conquistadores, hoy Santa Teresa y la de Siete Cuartones, la que perteneció al Conde Peralta, separada por un mezquino callejón, esta la cara que perteneció a Juan de Batanzos. Más debajo de la portería del Monasterio se veía una pequeña crucecita medio inclinada y junto al umbral de una ventana cuadrangular. Hasta hace poco esa ventana estuvo tapiada desde la época del Coloniaje, por causa de un terrible acontecimiento narrado en la tradición titulada: “De la celda al infierno”. También la ojiva de la llamada “torre del homenaje”, que formaba parte del suntuoso palacio de Silva y que hace esquina en la segunda cuadra de la calle Saphi, estuvo tapiada por otro caso narrado en “Una serenata y un suicidio”.
En la época del Conquistador Diego de Silva, esa ojiva era llamada “ventana de las concesiones”, por las que desde allí hacia dicho Silva a los que prohibidos de entrar a su palacio, le hacían peticiones.
Desde esa ojiva contemplo el Virrey Toledo la entrada del desgraciado Inca Tupac Amaru, derrotado en el combate de Caipi. Fue traído al Cusco por sus vencedores, los capitanes García de Loyola y Hurtado de Arbieto. El valeroso rebelde entro con las manos esposadas y una cadena de oro puesta en el cuello.
Esa ojiva esta mencionada en la tradición “Una serenata y un suicidio”.

Plazoleta Silva.- En contigua a la anterior y es llamada así porque al fondo de ella hizo construir un gran palacio el Conquistador don Diego de Silva, quien después de algunos años fue Corregidor y Justicia  Mayor de esta ciudad, cuya plebe inculta llama “Silvaq” a la indicada plazoleta.

Siete Cuartones.- La calle así llamada, debe su nombre a siete largueros de piedra en forma de cuartones, alineados de trecho en trecho, sobre el río Huatanay, y junto al puente de cal y piedra que mando construir don Diego de Vargas y Carvajal, al costado de “La ventana de las peticiones”.

Nueva Alta.- Cuando comenzó la construcción del año 1650, los religiosos franciscanos abandonaron la primera fundación de su Convento, hecha cerca a las ruinas llamadas de “Sapantiana” y se establecieron en una casa con dos patios ubicadas en la esquina de la tercera cuadra de la larga calle, que las mujeres de aquel tiempo llamaron calle de “San Francisco”. La llamaron “Calle Nueva Alta”, por la pequeña cuestecilla que causa el desnivel sobre las otras calles laterales, desde la reconstrucción de la ciudad, después del terremoto del año 1650.

Pijchu-k’uchu.- Tal es el nombre de la rinconada que queda al final de la calle anterior, porque desde allí comenzaba el barrio de Pijchu de cuya destrucción hace referencia la tradición titulada: “La taberna del Diablo”.

Espaderos.- Poco después de la llegada del Virrey Conde de Lemus a esta ciudad, un mercachifle judío llamado Abraham Jacob, abrió en la angosta calle que era llamada de los “Cabildantes”, una pequeña tienda en que vendía: atabales, trabucos, chafalotes, espadas con puño en forma de cruz, puñales y cuchillos; desapareciendo del Cusco, luego que agoto su mercancía.
Negocio tan eventual fue causa de que los transeúntes llamaran “Calle del Espadero”, a la que hoy mencionan todos diciendo “Espaderos”.

Calle San Juan de Dios.- En la época de fundaciones religiosas en el Cusco, el primitivo nombre fue “Calle de San Bartolomé”, porque los frailes de dicha orden tomaron posesión del espacioso convento y templo dedicados a su santo Patrón; siendo desalojados después por los Juandedianos, quienes instalaron en el expresado Convento un hospital para varones, cambiándose desde entonces el nombre de la calle por el de “San Juan de Dios”.

Calle de Educandas.- Clausurado el hospital por extinción de la comunidad, algunos años después, el espacioso local estuvo abandonado hasta los primeros días de la independencia. Fue el libertador Simón Bolívar quien dio un decreto supremo en 1825, destinando el antiguo Convento para Colegio de Segunda Enseñanza para Mujeres, con el nombre de Colegio Nacional de Educandas: por lo cual, dicha calle es llamada actualmente de “Educandas”.

Calle Nueva Baja.- Fue llamada calle de la “Geringa" por alusion a su demasiada longitud. La tradición titulada “La Calle de la Mala Suerte”, da noticia del por que pusieron una cruz junto a un balcón de fierro y otra cruz mas grande en un nicho, encima de la puerta falsa del convento de Franciscanos.
Es llamada Nueva Baja desde la reconstrucción de la ciudad, por mucho desnivel en esta, respecto de su paralela llamada “Nueva Alta”.

Calle Vitoque.- Le dieron tan feo nombre al porto y angosto callejón ubicado a continuación de la calle nombrada anteriormente, cambiando el tradicional de “Callejón Maldito”. Véase la tradición “un crimen en la casa del Vitoque".

Calle Bayoneta.- La causa del nombre de la semi-desierta calle, es por su mucho parecido a la conocida arma de guerra. Pero en la tradición titulada “Una victima inocente”, se menciona el antiguo nombre que fue el de “Calle del Mirador”.

Calle del Medio.- Tiene ese nombre desde la fundación española de; ciudad. Al medio de la boca-calle, y enfrentada a la plaza mayor hubo una grande cruz de piedra con tallados en relieve, la cual fue colocada allí a los tres días del terrible castigo de un perjuro apellidado López. Poco más arriba en la pared derecha y junto al umbral de la segunda ventana de una casona balcon sobre el portal e ve hasta hoy una pequeña crucecita de madera por la causa que indica la tradición titulada “Tu lengua por mi honra”.

Calle del Marques.- El nombre actual de dicha calle, data desde la época en que hizo construir su casa don Diego de Esquivel y Jaraba, primer Márquez de Valleumbroso, dueño de la hermosa hacienda “La Glorieta”  (Quispicanchis), cercana al pueblo de Oropesa; el cual era explotador de las minas de oro y plata llamadas “Yanantin”, hacia el cerro Pachaq-Tusan (puntal de la tierra). Dicho marques fue muy odiado por sus crueldades y su avaricia.

Plaza de San Francisco.- En esa plaza esta el local del Colegio de Ciencias fundado por el Libertador Simón Bolívar, y que antes fue colegio de San Buena Ventura, dirigido por los religiosos franciscanos en esa plaza hubo una gran pileta con taza de piedra, ubicada frente a la “Casa del Conde Condenado”, por el terrible suicidio que narra la tradición titulada “La sentencia del justo juez”. Cerca de la segunda puerta de la iglesia de San Francisco llamada de “La Porciúncula”, hay una cruz grande de piedra, con peana en gradería, y la cual fue puesta mas halla de la torre, por el motivo descrito en la tradición titulada “Los Lances de la Monja Alférez”.

Arco de Santa Clara.- Al extremo Sur de la plaza de San Francisco hay un monumento de cal y de piedra, que tiene un arco grande central y otros pequeños  a cada lado. Encima del documento hay una estatua de la libertad, que mando esculpir el Prefecto General José Medina, quien hizo construir dicho arco con el nombre de “Arco de la Libertad”, para perennizar el recuerdo de la emancipación de los peruanos del ominoso tutelaje español.
Pasando el Arco de la Libertad, se ve la calle de Santa Clara, impropiamente llamada “Pampa”. Frente a la Iglesia de las Monjas Clarisas se alza un muro longitudinal de piedra cuyo buñado, ósea sistema de encaje de unas piedras entre otras, resiste los temblores y la acción de tiempo. Dicho muro es de contención lateral del plano en que esta ubicado el cachón del antiguo Colegio Franciscano de San Buena Ventura, hoy  Colegio de Ciencias. Ese muro es parte del gran caserío incaico llamado “Qorpa-kancha”, porque allí se hospedaban en las grandes fiestas del Imperio. Fue un inmenso cuadrilátero que se extendía hasta cerca del puente de la Almudena, Nueva Alta.
En el fondo y a la derecha, esta al comienzo de las calles Desamparados y Chapero que hoy llaman Chaparro.

Calle Hospital.- A la izquierda y al principio de la calle esta ubicada la iglesia de San Pedro, que fue construida a expensas de Canónico Licenciado, Andrés de Mollinedo, con las piedras extraídas de los andenes de Pijchu a continuación, queda el local en que estuvo instalado el antiguo Hospital de Naturales, sostenido por el caritativo Pedro Aviles; de lo cual tomo nombre la calle que termina en un puente de un solo arco, sobre el mísero riachuelo llamado Chunchuimayo. Ese puente es utilizado por los habitantes de la calle de la Almudena y Marampata, quienes acostumbraban llamar Puente del Hospital, y también de los “Afligidos”.

 

NOMENCLATURAS DE LAS CALLES DEL SECTOR NOR-OESTE DE LA CIUDAD


Teqse-qocha.- El primitivo nombre de esa calle silenciosa es Tthicsuccucho, o rincón ladeado, pero no Teqse-qocha porque Teqse, en runasimi, es Universo, y Qocha es laguna. Pero no faltan en mi tierra eruditos a la paporreta, que afirman que en esa calle hubo una laguna en tiempos incaicos. ¿Cuál es el fundamento de ese aserto? La continuación, se llamaba calle del Encomendero hasta la esquina de la calle del Tigre, porque en ella vivió el minero Ross.

Calle del Tigre.- Ese nombre data de la época del Obispo Mollinedo. Un aprendiz de pintor, que estuvo al servicio del artista Diego Quispe T’itu, y cuyos padres vivían en una de las casas de esa calle, tuvo el mal gusto de pintar en la pared la figura de un gato montes, con el fin asustar a los muchachos transeúntes quienes llamaron desde entonces calle del gato a la que hoy dicen calle del Tigre.

Qori Calle.- La plebe dicharachera llamada también “Ccoche-Calle” (o Qowi-calli), a la angosta callejuela que es casi continuación de la de Procuradores. La traducción del segundo nombres seria “Calle del Conejo”, y la del primer nombre “Calle del Oro”. Esta ultima denominación data desde el año 1866, porque es voz general que en una casita llamada Ch’uspi-cárcel, hay un sótano lleno de oro en polvo.

Calle de Procuradores.- Como su nombre lo indica, en ella tuvieron  domicilio los Procuradores de la real audiencia del Cusco, los escribientes y demás moscones de juzgados. La tradición llamada “Ruindad de Compadre”, hace mención de esa calle, que desemboca a la Plaza de la Catedral.

Calle de Suecia.- El nombre dado por el pueblo a esa calle desde la época del Coloniaje, fue el de “Calle Suecia”, porque las vendedoras del mercado de la plaza mayor, los burros y llamas de los indios que traían comestibles hacían de ella un inmundo basural que era barrido a faena, tan solo la víspera de Corpus o Lunes Santo. El impropio nombre de Suecia, subsiste a pesar de que dicha calle es el principio de la carretera a Sacsayhuaman, la cual fue trazada por el sacerdote salesiano Francisco Pagila.

Portal de Carnes.- Actualmente es llamado así, pero el nombre antiguo fue Portal del Comisario porque él tuvo casa el comisario de la Inquisición cuyo tribunal, cámara secreta y cámara del tormento, fueron construidos cerca de la Catedral, mucho antes que la capilla de la Sagrada Familia. Hasta el año de 1895 fue llamado indistintamente Portal de Carnes y Portal de Zapatos, por los puestos de venta que de dichos artículos hubo allí.

Portal de Harinas.- Es pequeño y de piso desigual. Forma ángulo con el Portal de Carnes del Comisario, y tiene el nombre de Portal de Harinas porque allí vendían dicho artículo en costales alineados a lo largo de la pared. Anteriormente fue llamado Portal de Carvajal, porque la primera casa hizo construir don Francisco de Carvajal. El Demonio de los Andrés, que después de la derrota de Jaquijahuana fue sentenciado por su vencedor, el Licenciado con Pedro de la Gasca ha ser arrastrado, decapitado y descuartizado. Los miembros del desgraciado Maestre de Campo del ejército de Pizarro, fueron puestos en las entradas de los cuatro caminos de la ciudad del Cusco; y mas tarde, por orden del Rey de España, esa casa fue demolida hasta los cimientos y sembrada de sal. Además, pusieron una lapida de mármol con una inscripción infamante en que se le declaraba traidor a la corona. Los españoles de esa época le pusieron el nombre de Portal del Mármol  de Carbajal, nombre que las vendedoras del Mercado de la Plaza Mayor han sustituido con el que tiene actualmente la casa mencionada tiene un sótano en el segundo patio. Esa lapida esta hoy en la Universidad.

Portal de Panes.- Las casas que hay en ese portal ubicado a continuación del ya nombrado, fueron construidas sobre las ruinas del palacio del Inca Pachacuteq, en el cual tomo alojamiento el conquistador Francisco Pizarro, y lo convirtió después en prisión de algunos de los enemigos. Dicho palacio era conocido por los indios de ese tiempo con el nombre de Qasana wasi, y aún hoy se ven fragmentos de la pared pulimentada. Muchos años después, en la Época del Corregidor Suárez de carvajal fue llamado “Portal de la Bofetada”, por el sacrilegio de que hace su mención el Padre Franciscano Orriamún, autor de “ANNUARIUM CUSCHENSIS ET REBUS NOTBILIS”, que es como sigue: Una mañana que un padre mercedario escogía en los puestos de venta, la mejor clase de panes para el almuerzo de la comunidad, venia por el lado de la calle de los cabildantes, hoy espaderos y, una muchacha bastante agraciada, en busca de las llamadas “chutachas con canela” y se detuvo en el puesto en que el fraile estaba acaparando dichos panes. La vendedora se negó al pedido de la muchacha, diciendo que todo era para el Convento. Entonces, y en momentos que se acercaba el Corregidor y justicia mayor del Cusco.

Calle Purgatorio.- Esta calle es llamada así a causa de la superoneria practicada por un Alcabalero destituido de su cargo por los Cabildantes; el cual, para obtener dinero sin trabajar, explotaba la fe y la piedad de los transeúntes con unas calaveras y un cepillo para reunir limosnas. Vease la tradición titulada “La Calle de Purgatorio”.

Calle Pumacurco.- Concluido el “Chadoy” o casería, los súbditos del Inca le presentaban amarradas a un enorme tronco (kurku) las fieras cogidas por el estrechado cerro humano, los pumas o gatos monteses; de lo cual nació la denominación Pumaq-kurkun”, que el pueblo a transformado en Puma-curco.
A mitad de la calle hay una casa amplia y patio espacioso que perteneció a los Condes de Cartagena.

La Plazoleta de las Nazarenas.- Dicha plazoleta debe su nombre al beaterio de las nazarenas que antiguamente estuvo ubicado en un caserón de la calle Choque-chaka, el cual es llamado hasta hoy Mawk’s-Nazarenas (Nazarenas Antiguas). La Iglesia y beaterio se alzan sobre las ruinas de la antigua “Yachay-wasi” o casa del saber, fundada por lo Incas. A principios del coloniaje el déspota español don Gregorio de Espinosa, Castilla y Lugo, primer almirante sin escuadra, se apodero de dicho local y lo convirtió en caballeriza y cachón que obsequio a su esposa doña Gerónima de Bordijuela  y Talavera, quien hizo ejecutar en el dintel de piedra y a guisa de escudo, las sirenas de cola enroscada que hoy se ven. La portería de dicho Monasterio es mencionada en la tradición de “Una beata homicida”. En lo alto de la esquina se ve una ventana desde la cual el “Demonio de los Andes”, Francisco Carbajal, mando arrojar viva a su comadre Maria Calderón, porque pesar de seguidas reprensiones continuaba insultando a los Pizarros, llamando miserable y arrastrado porquerizo a don Francisco Pizarro, desde el día que ocupo la planta alta de abandonada caballeriza. Luego que el verdugo arrojo por la ventana el cuerpo de la señora Calderón, el Demonio de los Andes le gritaba: “comadre cotorrita; si de esta no se calla, no puedo asegurar que haré”.

Calle del Palacio.- Las viejas trota-templos de la época del Coloniaje acostumbraban llamar “Palacio” a la casa rectoral, contigua al Seminario de San Antonio Abad, y en la cual residían lo Obispos Rectores de dicho plantel. Pero el segundo nombre dado por los Indios es “Ñukon’u-calle” porque en los días de solemnidad religiosa los seminaristas esperaban al Obispo Rector alineados en ambas aceras de la calle, revestidos con la clásica ropa de deba, de tela color café, banda roja cruzada en angulo sobre el pecho y bonete rojo con borla, que a los indios les parecía la flor sagrada del ñukc’u. Los colores de tal traje han sido cambiados.

Choque-chaca.- El nombre de tal calle se deriva de los tres puentes hechos con tablones de piedra, que dos indios orejones nobles, los hermano Choque, propietarios de la quinta llamada “urupanpachayuq” (Urubambillayoc), hicieron poner sobre el riachuelo llamado Tullumayo. LA entrada a dicha quinta y que es de doble jamba, se ve actualmente al norte del riachuelo, y cerca de “Sapantiyana”. En esa calle hay ruinas antiguas de dicho palacio también casas de factura española, con portales artísticos.

Carmen Alto.- Esa calle esta ubicada en el barrio de San Blas, en el que se encuentra el hermoso pulpito tallado por un leproso huamanguino, como reza la tradición titulada “La gratitud de un leproso”. En ese templo la obra fue avalada por su constructor en mil cuatrocientos pesos.

Carmen Bajo.- Esa calle esta a continuación del Beatario del Carmen; desemboca en declive en la angosta calle de Chiwanwaypata, y a ese desnivel debe su nombre.

Tandapata.- Tras el templo de San Blas, y encima de un paredón de piedra hay una acequia ancha y poco profunda, por lo cual corre el agua que utilizan por tandas los propietarios de las huertas ubicadas en ese sector, llamado Tandapata. El pasaje antes clausurado por ambos estrecho callejón que los indios antiguos llamaban “Waranqayoq”.

Quiscapata.- Con ese nombre es conocido el estrecho callejón, por donde pasa la acequia nombrada anteriormente. No son más de dos casas y una huerta las que hay en un solo lado. En el opuesto, hay un paredón defendido por multitud de espinos. Dicho callejón tiene un recodo en ángulo recto y corto, al fondo del cual se ve la entrada de la casa-huerta en que vivieron los padres de Santa Rosa de Lima, según lo afirmado en “Annuarium Dominicanis”, interesante libro escrito en latín por Fray Eugenio de Ardazabal, religioso de la Orden de Predicadores.

Curcurpata.- (K’urkurpata). Retrocedido en Tandapata, hacia la izquierda, se encuentra el sucio desfiladero llamado Curcurpata, porque en tiempos del coloniaje crecía en ese sitio la chacla dura llamada Qhurcur, utilizada en la techumbre de las casas.

Lluskha-Pata.- (Sobre lo resbaladizo). La antigua plebe cusqueñista le dio ese nombre a la corta y estrecha callejuela de la izquierda de Chiwanwaypata, en la cual hay una sola casa huerta, cuyas paredes exteriores son de piedra. Se llamaba “Waranqayoq”, porque su propietario fue un indio de la nobleza queda llamada “Waranqa”, o “Huarancca”.
Años después de proclamada la independencia, fue guarida de los ladrones y asesinos que aterrorizaban al Cusco. Y cuentan hasta hoy que un patio interior y cocina de esa cosa, son muy peligrosos después de las diez de la noche, por los fantasmas que se presentan a cerrar el caso a cualquier visitante.  



Fuente principal:

El origen de los nombres de las calles del CuscoAngel Carreño, Cusco, Cusco.



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