Si el turista tiene la suerte de visitar la ciudad del Cusco durante Semana Santa se sorprenderá de la devoción de los ciudadanos por el Señor de los Temblores. La peculiaridad de esta representación de Jesucristo crucificado, resalta por ser negro. Se dice que la figura religiosa adquirió esa tonalidad debido al humo de las miles de velas que rezaron por sus milagros desde 1650. Se dice, además, que fue en ese año que un fuerte temblor azotó la ciudad. No fue hasta que el ‘Taitacha’ de los Temblores fue llevado a las calles que el fenómeno natural terminó.
Preciosa imagen, en la información les falta la historia del lugar dónde se levanta la Catedral...
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